16 mar 2011

NUCLEARES NO GRACIAS / INSEGURIDAD GLOBAL

La terrible catástrofe que ha asolado Japón me induce una línea de meditación al comparar sus consecuencias con las que ocasionó el terremoto de hace algo más de un año en Haití.

Contabilizando la destrucción  en pérdidas de vidas humanas y daños materiales. El terremoto de Haití fue muchísimo mas destructivo que el del Japón aún siendo éste en la escala de Richter mucho más fuerte y además complementado por el tsunami.


Naturalmente la diferencia se debe a que un país situado en zona de alto riesgo sísmico, si además es una potencia tecnológica de primera línea, su preparación ante este tipo de adversidad es incomparablemente superior a la que tiene un país subdesarrollado como Haití que con una economía de subsistencia su defensa contra fenómenos sísmicos es nula. 


¡ ES LA VENTAJA DE VIVIR EN UN PAÍS SUPERDESARROLLADO!.


Pero el alto desarrollo tecnológico japonés dotó al país de la energía nuclear, y este regalo no ha producido una ventaja, al contrario al incidir el terremoto y su socio el tsunami sobre las centrales nucleares, la catástrofe, a esta altura de la película, ha llegado a la categoría de desastre apocalíptico, parece una afirmación exagerada pero no se me ha ocurrido a mi, lo dijo Günther Ottinger, comisario de Energía de la Unión europea.


En España se ha entrado de nuevo en el debate nuclear a pesar de que desde muchos ámbitos cercanos al partido que aspira a estar en el poder, pretenden evitarlo de ahí las infamantes declaraciones en medios informativos vinculados con la derecha española sobre lo que llaman "postura oportunista al pretender abrir el debate nuclear aprovechando la catástrofe japonesa". El paradigma de este tipo de declaraciones se lo debemos al comentarista de la cadena de radio de los obispos "la cope", Hermann Terssch quien ha declarado que algunos medios se alegran de la catástrofe nuclear de Japón pues así se han encontrado con argumentos para reabrir el debate antinuclear.


Independientemente de ideologías o posturas ante la conveniencia de utilización de cualquier tipo de energía, al contemplar, prácticamente en directo por televisión, una desgracia del calibre de la ocurrida en el país asiático, estoy convencido que lo único que se siente es profunda pena y empático dolor.


Independientemente de lo anterior debemos reflexionar que el poder adquirido por la humanidad, en su conjunto, es extremadamente grande superando en ciertos caso al de los fenómenos naturales como es el cambio climático y éste reciente. Meditemos que los efectos letales del  reciente fenómeno natural  durarían unos días y afectarían a una población grande pero localizada. Con sus instalaciones nucleares el hombre ha dado un empujón catastrófico a dicho fenómeno aumentando su valor en la escala destructiva a poco menos que en apocaliptico, de dimensiones incalculables tanto en su duración en el tiempo como en su extensión planetaria. 


Antes de la aparición de los problemas de los reactores nucleares, el mismo día once un comentarista intentaba, creo que  honradamente, dar  un ápice de optimismo aduciendo que de las desgracias se podían sacar enseñanzas para el futuro...Tras los fallos de las centrales creo que la enseñanza es que la energía nuclear no es segura y que su inseguridad afecta al planeta, escogiendo una palabra muy de moda podemos decir que es una INSEGURIDAD GLOBAL

1 comentario:

Anónimo dijo...

El debate nuclear se está centrando en a inseguridad de las centrales por ser el problema actual, pero supongo que la razón definitiva que nos llevará al fin de la era de las centrales atómicas es la gestión de los residuos nucleares.
La vida de dichos residuos se calcula en miles de años, quizás millones. No existe ninguna obra o artilugio de fabricación humana que dure ni siquiera una mínima parte de esa "eternidad", Esta afirmación afecta a los recipientes que encierran los residuos nucleares y a las instalaciones llamadas "cementerios nucleares".
Algún día, puede que tras la acción de un desastre natural, se liberarán los residuos enterrados en alguno de esos cementerios o los que han sido arrojados a las fosas oceánicas, sus consecuencias serán terribles.
Xoseolo