9 jul 2009

TACOS

Guardado en no sé en que cajón Joaquín Estévez ha encontrado un elemento que durante muchos años fue seña de identidad de FEMSA. Me refiero al TACO con mayúsculas, quien fue la unidad pavimental empleada en las naves de Fábrica, tanto las de talleres como las de oficinas, aunque en alguno de estos casos, no en todos, a los tacos se los ennoblecía con un pulido superficial seguido de una capa de barniz.


Los veteranos femsistas entenderán a la perfección lo que he querido manifestar al calificar al TACO como seña de identidad. Para los no veteranos les contaré que al llegar a casa, tras la jornada laboral, y dejar para lavar la ropa, mi madre siempre comentaba "hay que ver como huele toda la ropa a FEMSA" .


El olor al que mi madre bautizó con "olor FEMSA" no era otro que olor a CREOSOTA, producto empleado como protector de la madera especialmente para los usos a la intemperie como eran las traviesas de las vías del tren, los postes para conducciones eléctricas o telefónicas etc...Posiblemente para su uso como suelo de naves se podría haber ahorrado la impregnación de creosota, pero entonces se hubiera perdido el carácter de seña de identidad y por supuesto yo no estaría ahora escribiendo esta "Parida".


Buscando por creosota en Internet hemos encontrado una página Creosota donde el producto sale mal parado pos sus connotaciones tóxicas. Lo digo como simple información sin ánimo reivindicativo ya que su empleo en el pasado se debió a sus cualidades de protección de la madera desconociendo su toxicidad como se desprende del hecho de que las emanaciones no distinguen las narices en general de las de los implantadores del invento que también "gozaban" del olorcito, también he de decir que en aquellos tiempos de sindicalismo vertical los departamentos de Prevención de Riesgos Laborales o no existían o eran de magnitud insignificante.


En general tras habituarnos al olor, aceptábamos al TACO sin ningún problema como se desprende de estos dos detalles, uno laboral el otro lúdico, de mis años en el taller mecánico como aprendiz de ajustador matricero



  • En conversación entre los oficiales, Juan Paunero y Andrés González, se dió la opinión de que el suelo de tacos era una bendición, se argumentaba que en talleres con suelo de hormigón las caídas al mismo de herramientas de precisión las producían despuntes o abolladuras que las podían dejar inservibles.

  • Un día 28 de diciembre de 196x, día de los inocentes, el aprendiz Juan Díaz Gago cogió un martillo con una mano y me quitó de la mía con la otra un atornillador grande saliendo deprisa hacia el pasillo de la nave, lo seguí extrañado hasta que se agachó manejando ambas herramientas liberando una moneda de dos reales, de las que tenían un agujero central, por él que hasta ese momento estaba sujeta con un clavo a uno de los tacos del suelo. Con gran regocijo Juan había desbaratado la diversión a los bromistas que habían preparado la inocentada y con la moneda compró a la salida dos "celtas cortos" que compartimos felices y contentos.

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