7 abr 2009

MITOS


No recuerdo bien si fue a los seis o siete años cuando descubrí que a los niños no los traía la cigüeña. Confieso que fue una gran decepción por lo que significó por una parte quedar como un imbécil delante de mis amigos de mi barrio, El Barrio San Pascual de Madrid, pero sobre todo por descubrir que mis padres me habían engañado.

Entonces la calle era el lugar de nuestros juegos, y en ella pasábamos todo el tiempo que podíamos, jugando en todo tiempo al fútbol, y a otros juegos según la temporada las bolas, el peón, los rescates, la toña…Pues bien aquel día, seguramente tras el partidillo de balón-pie, un niño algo mayor que yo comentó que una de sus vecinas acababa de parir, el resto de niños no mostraron extrañeza alguna, pero yo dije que no podía ser, que a los niños los traía la cigüeña de París.

Aquel chico que no iba al colegio, que ayudaba a su padre a conseguir el condumio familiar en “la busca”, (al que no conozca este oficio le recomiendo leer la novela del mismo título de Don Pío Baroja perteneciente a la trilogía “La lucha por la vida” seguro que me lo agradecerá) no se burló de mi, seriamente me preguntó.- ¿No has visto nacer nunca a los animales?- ¿no los has visto follar?

Desde muy niño, yo pasaba largas temporadas en casa de mis tíos en Alpedrete, pueblo de la Sierra madrileña de donde era oriunda mi madre. Ya en edad escolar iba los tres meses de vacaciones, y por supuesto había visto parir a una cerda, a una perra y a una vaca no llegué a tiempo, aquel día fui por la mañana con mi primo Jesús a la dehesa comunal a por las vacas para llevarlas al establo y ser ordeñadas, cuando llegamos una de ellas acababa de parir y ya tenía al ternero lamido, mi primo me encargó no moverme de allí y él se fue corriendo para casa volviendo con una carretilla donde subimos al ternero y para casa. Las vacas seguían el camino en el mismo orden de siempre pero la nueva madre pegadita a la carretilla.

Por supuesto que también vi copular a los animales, en aquel momento pasaron por mi mente las escenas de:
El gallo sujetando con su pico contra el suelo la cabeza de la gallina, la montaba y, yo creo que por pudor, con sus alas se cubría sus partes bajas en el momento de subirse sobre la hembra, y en un instante acababa ¿gatillazo?
El cerdo con la gracia que supone tener el pene en forma de sacacorchos, su cópula con el movimientos de mete y saca daba la impresión de que el miembro giraba sobre su eje a derecha al entrar y a izquierdas al salir
A las vacas la llevaban al toro, como el chiste del chavalín que iba tirando con esfuerzo de la vaca y el cura del pueblo le preguntó- ¿Adónde llevas a la vaca?- Contestó – A echársela al toro-, el cura volvió a preguntar con tono de reproche - ¿Y no lo puede hacer tu padre? – No Sr. Cura tiene que ser el toro. Tras este inciso os diré que a la vaca la sujetaban la cabeza contra un burladero, sacaban al semental sujeto de la anilla de su nariz, al llegar a la vaca por detrás se aupaba sobre sus patas y sacaba su verga en forma de zanahoria y atinaba a la primera, también era de los del gatillazo, aun así era mucho mejor que la actual práctica de la inseminación artificial.
Por último los perros. Tarzán el nuestro era un gran golfante, tenía su cola siempre enroscada hacia arriba, y ni siquiera tras alguna pelea de la que salía perdedor, la bajaba para salir corriendo “con el rabo entre las patas”. En años siguientes observé que en el pueblo había bastantes nuevos perros con esta característica, prueba inequívoca de la paternidad de Tarzán. Los perros al terminar su cópula quedan enganchados a la hembra por algunos minutos, el más robusto de la pareja arrastra al otro y los chavales se entretienen tirándoles piedras, allá iba yo en auxilio de Tarzán, un jarro de agua echado en la zona de unión de la pareja acababa con el problema.

-Sí he visto follar a los animales y parir a las hembras- Le dije al chico de mi barrio.
-Bueno, las mujeres y los hombres no son diferentes- Contestó

Se me encendió la luz. Entonces prometí que nunca engañaría a mis hijos.
De acuerdo con mi mujer, cumplí mi promesa. Mis hijos desde siempre supieron que los regalos no los traían los Reyes Magos y que los niños nacían del interior de sus madres. Tampoco adelantamos acontecimientos, esperamos a que ellos tuvieran necesidad de saber.
En cierto momento el mayor de mis hijos le preguntó a mi mujer la manera de formarse el niño dentro de la madre. Mi mujer empezó a hablar del amor que los papás nos teníamos y que por eso el papá ponía una semillita dentro de la mamá…en ese momento el niño dijo - ¡Ah ya!, eso es lo que un niño de mi cole dice que es follar. Y se fue tan tranquilo.

Llegará el día en el que nadie vea la sexualidad como algo sucio que haya que ocultar. La sociedad en general así lo entiende, falta que lo hagan también los censores de siempre.
En cuanto a costumbres míticas no abogo por su eliminación, cada uno actúe según su criterio tan sólo critico la parte de engaño que tienen.

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