30 ene 2009

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA

El 56% de los jóvenes que se declaran homosexuales aseguran que han sufrido o sufren violencia física o psicológica durante su edad de escolarización. Sólo el 23% ha contado con el apoyo de sus profesores... ( diario Público, 30-01-2009)
Al leer esta noticia he recordado que a la edad de ocho años, en agosto del 1952, asistí a las colonias que para los "niños pobres del barrio San Pascual" organizaba la institución La casa de la Virgen.
Tres semanas en una residencia que dicha institución tenía en Cangas de Morrazo.
El viaje desde Madrid hasta Vigo en tren duraba más de 24h, los niños íbamos acomodados en los departamentos relativamente bien, ya que aunque sobrepasábamos el aforo, al ser pequeños se aguantaba bien. A la hora de dormir cada uno se acomodaba como mejor le parecía, incluso tumbados debajo de los asientos de madera de aquellos vagones de tercera. Uno de éstos durmientes de suelo fue un chaval que tuvo la mala suerte de hacerlo donde se había derramado uno de los botijos, esto sumado a la carbonilla del tren le dio un aspecto que le hacía sobresalir del resto, pero no solamente su aspecto fue el motivo de hizo destacar también influyó,¡ y de qué modo! sus ademanes amanerados. Desde el viaje de ida adquirió el mote de Tararí, apodo que junto con las burlas de todos soportó hasta el fin del viaje de vuelta: "Tararí tiene culo y caga por la nariz", lo escatológico en recuerdo a la carbonilla repartida por su cara del viaje de ida.
Tiempo después, quizás unos 16 años, una noche que yo volvía a casa en el Metro, el vagón casi vacío, observé a un joven de mi edad que no hacía nada más que mirarme descaradamente, pensé,"parece El Tararí", aunque desconfiaba de mi memoria ya que desde nuestra llegada a la estación de Príncipe Pío no le había vuelto a ver
El joven se me acercó y me dijo
-Yo te conozco
-Yo a ti también, le dije, no recuerdo tu nombre, no te ofendas te llamábamos Tararí
Me contestó que no se ofendía, que después le han llamado y le siguen llamando cosas mucho más ofensivas. Seguimos hablando durante el trayecto y confieso que al principio me sentí incómodo, pues no ocultaba sus "plumas" y yo tenía la impresión de que los otros viajeros nos miraban, cosa que no debía ser cierto porque a esas horas la gente en el Metro va frita. Sea por esto o por el interés que fue tomando la conversación me abandonó la sensación de incomodidad.
Por todo lo que nos dio tiempo a hablar deduje que su vida no era nada fácil, pensad que si todavía hoy los gays tienen sus problemas, trasladaos a la época franquista. Sentí pesar recordando aquel verano en Cangas
En otra página del mismo periódico arriba citado leo: "El 56% de los alumnos homosexuales ha sufrido violencia (...) Este dato, que se recoge en un informe financiado por el Gobierno, debería bastar por si sólo para que los objetores de Educación para la Ciudadanía abandonaran de inmediato su resistencia a la asignatura. La única manera de que los niños gays dejen de padecer terribles acosos en los centros escolares no consiste en cerrar los ojos, sino en educar al resto de sus compañeros en el respeto al otro. Eso es DEMOCRACIA. El resto son pamplinas"
En mi época si que nos adoctrinaban con la asignatura "Formación del Espíritu Nacional" en la que entre otras cosas se ensalzaba la hombría como virtud incuestionable lo que fomentaba el acoso a los Tararís de turno, pero claro entonces DEMOCRACIA era una palabra que no debía de figurar ni en el DRAE.
Xoseolo

1 comentario:

Adycto dijo...

Cada hombre es presa de su tiempo. Esa frase la repite sin cesar un gran amigo mío y es una verdad incuestionable. Lo difícil de verdad, añado yo, es anticiparse a los cambios y, también sin lugar a dudas, adaptrse a los mismos, Es solo mi opinión.