17 ene 2008

Servicio completo

En Estudios y Proyectos teníamos un Laboratorio Fotográfico. Al frente del cual estaba Jacinto, el protagonista del anterior artículo “Precisión”.

Jacinto, además, poseía un laboratorio fotográfico casero, desmontable, que instalaba y desinstalaba en la cocina de su casa. Allí revelaba los carretes, blanco y negro, de sus clientes (currantes de FEMSA) y lo hacía con una aceptable calidad, cumpliendo los lazos y por un precio mas asequible que en cualquier otro sitio. Claro que los que usábamos sus servicios particulares, pagábamos un precio extra, el de tener que oír cada vez la misma retahíla: sobre el excelente proceso que aplicaba y sobre la calidad del material empleado, siempre de la marca AGFA, incomparablemente mejor que la KODAK.

Esta preferencia de marca, yo lo achaco al gran espíritu europeísta de Jacinto, como se verá más adelante.

Poco a poco Jacinto fue ampliando la gama de producto de su negocio. Primero suministrando la película, por supuesto AGFA, que según él tenía un grano de emulsión muy…… Cuando le entregabas un carrete para revelar, preguntaba si el soporte te lo devolvía o no cargado y con qué cantidad de carga, para veinticuatro o treinta y seis.

Más adelante amplió su actividad comercial con la venta de cintas vírgenes de casete, por supuesto marca AGFA.
Esta nueva actividad no tendría suficiente importancia como para figurar en este relato si no fuera porque dio lugar a demostrar el olfato en materias mercantiles del que estaba dotado Jacinto.
Supongo que la cosa debió de empezar como sigue: Una tarde, en su casa, escuchando la música de su colección de vinilos, por medio del compacto que había comprado recientemente a otro gran comerciante integrado en FEMSA, el Sr. Olmos, pasó la vista por el stock de cintas vírgenes AGFA, y se le encendió la bombilla. ¿Por qué no podía él vender las cintas con un valor añadido? ¿Por qué limitarse a ofrecer cintas vírgenes? Y ¿Cómo no amortizar los costes de la colección de vinilos y del compacto sonoro? Pues dicho y hecho, el negocio tuvo tal éxito que prácticamente dejó de vender cintas vírgenes para dejar paso a la venta de cintas grabadas. Las grabaciones tenían dos categorías:
a) Las grabadas según el gusto y criterio de Jacinto.
b) Las de encargo, escogiendo el cliente los temas partiendo de la extensa nómina de vinilos, Por supuesto estas tenían un ligero sobreprecio
Al recoger la cinta grabada, el sufrido cliente debía de escuchar «….donde esté una orquesta alemana, que se quiten las americanas, los directores de orquestas europeos en general, y los alemanes en particular interpretan la música mucho más melodiosamente que los americanos, éstos abusan de los sonidos estridentes, no hay americano que se pueda comparar a Helmut Zacarias…….., »

En Pelayos de la Presa trabaja un fontanero que tiene una pequeña tienda donde se vende cualquier material relacionado con el suministro y o con la evacuación de la misma. Bien a la vista del cliente hay un cartel que más o menos dice « Aquí se vende, no se enseña ». Sólo he entrado una vez, me prometí no volver más y lo he cumplido, la frase me pareció de lo más cretino que en un establecimiento se pueda poner.
Esta aptitud es la más opuesta a la que Jacinto tenía con sus clientes. Cuando te vendía cualquiera de sus productos, te regalaba con una acción docente
Como muestra transcribo una conversación que tuve la víspera de Semana Santa de uno de los años aquellos.
Mejuto – Jacinto necesito tres carretes, de treinta y seis
Jacinto – Vale, ¿Sales de de viaje esta Semana Santa?
M – Si a Barcelona, pasando por Zaragoza, donde me estrenaré con la cámara
J – ¿A qué hora estarás en Zaragoza?
M – Creo que no más tarde de las once de la mañana, pensamos comer allí.
J – Bueno, mira, entre las once y las doce, colócate apoyado en un edificio que está a la izquierda de la Seo, con un objetivo de 5,6 y velocidad 125, enfocas a la Seo y disparas. Verás que foto te sale.





(Mi sincero homenaje a Jacinto Guzmán)

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