10 ene 2008

23 - F



Como se está celebrando el cumpleaños del rey, varios medios de comunicación han publicado artículos sobre la importancia que ha supuesto la monarquía en la marcha del país. Y el intento golpista del 23 de febrero del 1981 fue un acontecimiento en el cual la influencia del rey es analizada desde perspectivas varias. Repasando alguno de estos artículos he recordado que, prácticamente todos los años desde entonces, cuando se acerca la fecha aparecen los famosillos contando sus recuerdos y vivencias del momento.



Como homenaje a la gente de a pie voy a contar cuatro vivencias, la primera propia.



1. Si mal no recuerdo aquel día era lunes. Yo tenía comprados unos cuantos rollos de papel para cambiar el aspecto del pasillo y del cuarto de estar de casa. En asuntos bricolajeros me considero un perfecto chapuza, aunque empapelar paredes no es lo que peor se me da, creo que porque empleo mucho tiempo, no tengo más remedio que ir muy cuidadosamente, ya que los posibles fallos serían lacras que me acompañarían demasiado tiempo después. Además para no perder concentración, mientras estaba en la labor, la radio se desconectaba, tan solo me permitía escuchar música del casete. Así se pasó la tarde, llegó la noche, y todavía estando yo subido en la escalera de mano sonó el teléfono. - Es tu madre, quiere hablar contigo, me dijo Nati, mi mujer.



Bajé de la escalera, cogí el auricular y empezó una conversación rarísima, mi madre me preguntó por mi salud, muy raro ya que al mediodía había hablado con ella. Entrecortadamente me hizo más preguntas, del estilo de ¿qué te parece eso? ¿como lo ves? ¿no has visto la tele? y colgó. Puse la tele y entendí a mi madre, debería de creer que mi teléfono estaría ya intervenido, la pobre daba más importancia a "mis andanzas" de las que realmente tenían, casi me sentí orgulloso. La labor de empapelado se interrumpió por varios días.



2. Un familiar mío, militaba en el PCE agrupación de Leganés. En cuanto tuvo conocimiento del asalto al Congreso, se fue para la Sede del Partido. Allí estaban un par de dirigentes y otros militantes de base como él. Alguien apuntó que si el Tejerazo tenía éxito se producirían de inmediato registros en las sedes, lo que podría poner en peligro la integración física de muchas personas. Decidieron recoger todo material considerado comprometido y repartirlo entre ellos para custodiarlo cada uno en su domicilio. Así lo hicieron.



Pensando en el acojone de mi primo FG, rindo homenaje a estos ciudadanos anónimos, que exponiéndo su seguridad y la de los suyos, trataban de salvar la de los demás




3. Un compañero de mi oficina JM, para su propia desgracia, tenía en su casa una enciclopedia médica de un montón de volúmenes. He dicho para su propia desgracia porque estos libros no le dieron nada más que disgustos. Me explico: cada vez que él o alguien de sus allegados tenía la más mínima dolencia, recopilaba los síntomas, se dirigía a la enciclopedia, cotejaba el síndrome con los datos de la obra y siempre obtenía el mismo resultado, "enfermedad grave, casi terminal".
Aquella tarde buscando un lugar donde esconder su carné de CCOO, pasó su mirada por la estantería donde se ubicaba la dichosa enciclopedia y zas, cogió un tomo al azar, lo abrió e introdujo en él el peligrosísimo carné. Volvió a colocar el tomo en su sitio.
A los pocos días nos contó la historieta, añadiendo que tenía un problema, quería recuperar el carné, pero no tomó nota del tomo utilizado, y ahora no daba con él. Le dije - Mira esto te va a venir bien, coge tomo por tomo, sacúdelo sin que importe su deterioro, hasta que encuentres el carné. Quizá con el nerviosismo lo hayas escondido en algún libro de otra colección, no importa, si te cargas la enciclopedia habrás logrado deshacerte de una de tus fuentes de preocupaciones. En Comisiones te harán otro carné sin que te pongan pega alguna.


No pude confirmar si me hizo caso, quizás si, desde entonces no volvió a contarnos nada sobre nuevas consultas médicas.



4. JG trabajaba en Personal. Como miembro del Consejo de Delegados por este motivo teníamos frecuentes relaciones sindicales. La mejor forma de definir su ideología se debió a Antonio Rueda quien en una asamblea, refiriéndose veladamente a JG empezó su intervención así: « Hay compañeros que creen que el Hombre es portador de valores eternos...........»


Días después del Tejerazo en conversación informal en un corrillo donde estaba JG, alguien soltó una opinión que en general compartíamos muchos: «Si el Tejerazo hubiera triunfado, lo habría hecho por poco tiempo, las relaciones con las naciones de nuestro entorno no lo hubieran hecho factible. El gran problema hubiera sido que en pocos días las fuerzas fácticas habrían producido un mal irreparable». Jaime protestando argumentó. «Os aseguro que mientras JG estuviera en fábrica, nadie sería capaz de tocar ni un pelo de la ropa de los Rojillos de FEMSA»


Sinceramente le creí, pero me pregunté internamente « ¿Qué pasaría si entonces JG se pidiera un permiso de un par de horas?»

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