7 nov 2007

La Brigada de Empuje


La Brigada de Empuje era también conocida por Los Chinchones debido a que al jefe, del que nunca supe su nombre, le llamábamos Chinchón en honor a su lugar de nacimiento.

Aunque, posiblemente, individualmente ninguno de ellos fuera el de mayor fuerza física de la Fábrica, estoy seguro de que no se podría formar entre los indivíduos de la Compañía, otro grupo de cuatro hombres que les superaran en fuerza.

En los Juegos Deportivos Sociales, particular miniolimpiada de Fábrica Madrid, que todos los años celebrabámos antes de las vacaciones de verano, en la modalidad de tirar de la cuerda fueron insuperables. Todos los años se llevaron la medalla de oro. Recuerdo la ocasión en la que eliminaron a Aeronáutica, el equipo que les dio más guerra. El puntal de los aeronáuticos era Francisco Domínguez, más conocido por Paco el Largo, quien se ató a la cuerda para evitar soltarse y resistió los embites de los Chinchones mientras que sus compañeros agotados iban abandonando la cuerda, al final fue arrastrado, lo que no supuso humillación, ya que todos nosotros le felicitamos sinceramente.

Bueno me estoy yendo por las ramas, tengo que escribir sobre los Chinchones, a Paco ya le llegara su turno, pues con él sólo se podría llenar un libro.

La característica que destaco de Los Chinchones es la de constituir un verdadero equipo,nunca les veías deambular por separado, siempre en grupo, tanto desarrollando su labor como en los momentos de descanso en la fábrica o fuera de ella. Su aptitud en el movimiento de máquinas, muebles y demás enseres era incuestionable, no ya por lo bién que utilizaban su fuerza física sino tambíen por su evaluación de las posibilidades de ocupación de espacios. Viéndoles bajar una escalera transportando un banco de pruebas de baterías, podías negar el principio ese que dice que dos cuerpos no pueden estar al mismo tiempo en un punto del espacio. Las puertas se ampliaban milagrosamente cuando tenían que pasar por ellas una determinada máquina. Y en el manejo de la carretilla (El Fengüich), para Basilio no existían secretos. Sus funciónes no se limitaban al ámbito de Fábrica Madrid, iban a cualquiera de los centros de la compañía donde solicitaran sus servicios.



Fuera de su profesión, el grupo entero se aficionó a la búsqueda y posterior degustación de setas. Para este menester hacían periódicas salidas a la Sierra Madrileña pero tambien, como conocián cada rincón de la fábrica, de las zonas ajardinadas obtenían periódicamente unas cuantas setas de diferente especie según la época. En cualquier caso ante dudas sobre si tal ejemplar era o no comestible, consultaban con algún experto micólogo de los que había varios entre los compañeros de fábrica.


Uno de estos expertos fue, y sigue siendolo, mi hermano Eduardo. Cuando los Chinchones traían algún ejemplar, no sólo les comentaba sobre sus condiciones culinarias, sino que ampliaba la información con los datos que caracterizaban a esa especie y como distinguirla de otra que se le parecía pero que pudiera tener su ingestión fatales consecuencias. Así pues los Los Chinchones ampliaron la gama del producto a recolectar.

En esta gama entró la Rúsula relativamente abundante, pero con la particularidad de que la mayoría de los ejemplares tienen un sabor muy picante. Los que cogen esta seta suelen, antes de echarla a la cesta, pellizcarla para saborearla en crudo y rechazarla en el caso de ser de las picantes.


Una tarde, después de la jornada laboral, estaban los Cinchones degustando una cazuela de setas, de su cosecha, en el bar Los Cinco Hermanos. Se trataba de Rúsulas. llegó Eduardo y le ofrecieron que tomara una pinchada, como es de suponer eran picantes. Mi hermano las calificó de incomibles, pero claro Los Chinchones seguían comiendo pues ninguno de ellos era hombre que se echara atrás.







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